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miércoles, 10 de octubre de 2012

Quiero lograr ser feliz... con lo que tengo


QUIERO LOGRAR SER FELIZ... CON LO QUE TENGO

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Una de las problemáticas más antiguas de la gestión de equipos y grupos es el hecho de que no se adecúen a las necesidades del proyecto.

Aunque en este blog trato este tema desde un punto de vista general, posiblemente se vea de forma más gráfica si lo ejemplifico en términos teatrales y sobre todo en el ámbito del Taller de Teatro en el que me he anclado estas semanas.

'Son demasiados para el espacio que tengo'
'Son demasiado pocos para muchas de las dinámicas de grupo'
'Son demasiado tranquilos'
'Son demasiado revoltosos'
'Son demasiado altos, guapos, secos, tristes, voluntariosos, parados...'

Muchas veces, cuando nuestra vida se desarrolla en un entorno concreto de grupo, de familia, de amigos, de trabajo, solemos asumir las virtudes como obvias sin destacarlas, y nos habituamos a fijarnos en los defectos, los errores, los problemas.

Nos quejamos de que
'esto no está funcionando como yo esperaba'
'no eran así cuando los conocí'
'siempre hacen esto o dejan de hacer aquello'...

Y si encima ese grupo tiene un entorno concreto que lo condiciona...

En fin, que somos tirando a pesimistas y siempre acabamos mirando hacia afuera y viendo en el entorno ajeno y próximo elementos envidiables, situaciones más favorecedoras, o estímulos mucho más atractivos sin darnos cuenta de lo que tenemos 'en casa'.

No digo que la fórmula sea 'conformarse' con lo que uno tiene.

Repito el título: 'Quiero lograr ser feliz... con lo que tengo.'

Y la solución es 'bien fácil'. Todo grupo, toda relación grupal, es maravillosa si aprovechamos de cada uno de los miembros del grupo lo que pueden aportar de positivo al grupo y si conseguimos que el grupo funcione como tal, como una unidad con diferenciación individualizada y aprovechando la creatividad y cualidades de cada miembro del grupo.

Es muy fácil decirlo. De hecho, yo lo acabo de decir pero, ¿cómo se hace eso?

Suele ocurrir que a veces nos sentimos tan apabullados o incapaces que intentamos buscar apoyos más allá del grupo, fuera de nuestro entorno, buscando soluciones.

Obviamente no tiene por qué funcionar ya que esa ayuda muchas veces no tiene toda la información y se convierte simplemente en un apoyo emocional más que efectivo. Somos nosotros los que queremos ver fuera lo que no conseguimos ver dentro.

Para todo esto yo puedo aportar dos respuestas claras, lo que no significa fáciles.

La primera es personal. Yo siempre estaré aquí para quien me necesite o me busque. Tendré que aprender del que me llame, para poder ayudar en lo que pueda, y además siempre estaré dispuesto a tender una mano, a aportar ideas, a sonreír donde resulte difícil y por qué no, a ofrecer un hombro donde llorar aunque siempre en positivo.

La segunda, profesional. Nunca intentaré cambiar tu entorno, ni sustituirlo, ni forzar a que se comporte de ninguna manera especial. Mi apoyo se orientará a ayudarte a ver a tu grupo desde otra perspectiva, a aprovechar las maravillosas cualidades que estoy seguro tiene tu grupo, a que encuentres los valores, los potenciales y, finalmente no me tengas que agradecer nada a mí, sino a cada uno de los miembros de tu equipo que son con quien, a la postre, vas a convivir día a día.

¡Yo no dejo de ser una especie de ente paralelo que aparece de repente y desaparece! Bueno, eso no sé si ya lo he dicho pero, si alguien me necesita que sepa que no desaparezco nunca. Porque no me canso.

Aunque volveré por este camino si alguien me lo pide, quiero ir cerrando este post que se avecinaba extenso, dando algunas ideas concretas para un caso concreto.

Me han hablado estos días de grupos muy pequeños de difícil dinamización. Aprovecha la ventaja que te da poder observar con detenimiento a cada uno y sacar lo mejor de ellos.

Me han hablado de grupo con tensiones internas. No te interpongas como norma entre facciones de un grupo. Juega a ponerte un día a favor de unos y otro a favor de otros y, sobre todo, juega a forzar la mezcla en ejercicios aparentemente insustanciales pero que trabajen las sensaciones o los sentimientos, para forzar un roce no conocido hasta ese momento.

Bueno, me han hablado de muchas cosas y no puedo hoy detenerme ni en las que he citado de forma somera ni en muchas otras, pero aquí estoy por si alguien me necesita.

Me voy a detener en un ejemplo que me parece además muy habitual en las aulas de los centros de secundaria.

'Tengo muchos alumnos -más de 25 o más de 30-, y encima cuando ya llevo un mes de clases, me han 'aparecido' media docena más.'

¿Qué hago? ¿Cómo manejo a tantos? ¿Qué hago con los nuevos? ¿Repito y que se aburran? ¿No repito y que se pierdan?

Bueno, aquí quiero aportar mi granito de arena que, por supuesto, sin conocer las circunstancias, la realidad exacta, incluso a las personas y su forma de ser, puede que uno acabe incordiando y estropeando más que lo que arregla. No obstante, siguiendo mi propia norma de que si pides que las personas se asomen a los límites de su círculo y se arriesguen tú debes hacer lo propio... me arriesgo.

Ante todo hay que buscar las cualidades y oportunidades que nos da esta dinámica. Nunca, y digo nunca, juzgues un cambio inesperado como un problema, sino como una oportunidad.

Antes de que nos 'aparezcan' más, ya tenemos el problema/la oportunidad de los muchos. Un grupo grande tiene muchas cualidades a explotar.

La dinámica es siempre muy viva y hay que aprovechar una energía que no decae, porque cuando no se mueven unos se mueven otros.

Y en el extremo opuesto, cuando con un grupo grande se consigue concentración, silencio, relajación, la sensación de éxito es mucho mayor y no sólo hay que saborearla, sino aferrarse a las claves de cómo se ha conseguido y tomarlo como norma para futuras sesiones de trabajo.

En un grupo grande hay más ideas, más puntos de vista, más posibles asociaciones, más potencialidad de trabajo, más creatividades... también más ruido en todos los sentidos del ruido, más caos, más indisciplina, más desafecciones.

Obviamente aprovechemos las primeras aunque no sea nada fácil.

Un detalle a tener muy en cuenta. Aunque en la frase que acuñé hace ya muchos años afirmaba que en Drama 'lo importante es hacer', tengo que recordar que también hacía hincapié en que la expresión no es una continua acción y que el silencio es parte del sonido, la quietud parte del movimiento, observar es parte de crear y escuchar es parte de comunicar.

Por eso, en grupos grandes, aprovechando que el foco está siempre muy diluido, es decir que aunque haya parte del grupo observando, nadie se siente muy observado porque somos suficientes para 'escondernos' en la masa, hay que aprovechar desde el primer momento la posibilidad de hacer los ejercicios y juegos con 'espectactores' (término del teatro fórum que implica que los espectadores pueden llegar a actuar).
Cuidado. No espectadores pasivos sino activos. Es decir, cuando hagamos un ejercicio con un grupo numeroso partimos con la ventaja de que lo podemos plantear de dos formas. Una, todos a la vez. Otra, en dos veces y mientras unos los realizan los otros lo analizan. Eso sí. No basta con decirles: 'Y vosotros observáis'. Del mismo modo que preparamos las pautas para desarrollar el ejercicio de forma activa, hay que preparar pautas de observación y darles protagonismo una vez concluido para que aporten ideas de cómo ha ido el propio ejercicio.
Buscad que estas pautas eviten analizar los errores. Siempre los aspectos positivos. Que el análisis sea grupal y no individual y si se deja un margen al análisis individual sólo para destacar potencialidades positivas.
Si el ejercicio lo van a hacer después los observadores, la observación del grupo que intervino primero, debe venir orientada a descubrir en el segundo grupo, además, si aplican o recuerdan lo que en su observación han anotado como positivo.

Un detallito más (habría miles pero no caben hoy, al menos aquí). Cuando se tienen muchos alumnos el concepto grupo ha de trabajarse más a fondo y por eso es interesante plantear ejercicios que 'se pensaron' para hacerse de forma individual, para que sean ejecutados por grupos. Los resultados, muchas veces, cuando menos son interesantes o curiosos.

Y qué pasa con los nuevos... con las incorporaciones un mes después de empezar.

Aunque aquí habría que extenderse y puede que lo haga en otro post 'Cómo incorporar nuevas personas a un proyecto en marcha', dadme espacio para dos ideas.

Una. Dividid el grupo en subgrupos, tantos como personas nuevas y, a ser posible, que esa división no sea demasiado natural. Es decir, que los grupos no lo formen alumnos excesivamente 'adosados' entre si. (Hay muchas maneras curiosas de hacerlo). Adjudicad entonces a cada grupo a uno de los 'nuevos'. A partir de ese momento, es responsabilidad de ese grupo que el 'nuevo' no se pierda, o darle información suficiente como para sentirse arropado. En ámbito educativo esta gestión sería tan evaluable como el resto de trabajo individual de cada uno.

Dos. Repetid algún ejercicio que haya gustado al grupo y para el que se necesite una información previa que los 'nuevos' no tienen. El objetivo es que tanto unos como otros sean conscientes de que lo que se hace en el taller tiene su sentido y lo primero va antes que lo segundo.

Insisto en ofrecerme a daros algunas ideas más pero no quiero que cada post de este blog se convierta casi en un libro. Os cansaríais de mí fácilmente.

Por supuesto que todo lo que he dicho hasta aquí es aplicable a la empresa, al arte, a lo social, siempre adaptando todo al grupo que tengamos y al objetivo perseguido.

Es lo que tiene esto de la gestión de grupos y equipos que hay que conocer con quien se trabaja para poder trabajar lo mejor posible.

Dejadme que acabe con algo que ya he dicho pero que no me importa repetir.

Yo siempre estaré aquí... o allí, si se me pide que acuda...

Os aseguro que no, No me canso

Y sí, lograremos ser felices con lo que tenemos... o con lo que vayamos descubriendo por el camino mientras buscamos.



We are searching our utopia in a continuous present continuous!!!!!



Aquí os espero

¡Hasta el próximo!

Fernando Bercebal · momento Devising Consultor · Pedagogo Teatral



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1 comentario:

  1. Ana María Almendros10 de octubre de 2012, 17:30

    Me ha encantado el artículo. No puedo poner en práctica tus consejos porque no tengo grupo que dinamizar ni trabajo que atender, pero incluso en esta situación, tus consejos son interesantes. Me quedo con la frase de:
    "Nunca, y digo nunca, juzgues un cambio inesperado como un problema, sino como una oportunidad".
    Un abrazo y espero que hay buenas oportunidades para todos.

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